Los agujeros negros de masa estelar nacen cuando estrellas muy masivas (típicamente decenas de masas solares) explotan en supernovas. El mecanismo de formación de los agujeros negros supermasivos sigue siendo un tema de debate. Si bien en general se acepta que un agujero negro en el centro de una galaxia podría volverse supermasivo al acumular materia y fusionarse con otros agujeros negros, el origen del agujero negro progenitor sigue sin estar claro.
En el caso de un agujero negro de masa estelar, estarías muerto antes de pasar el horizonte de eventos. Eso es porque, las fuerzas de la marea se vuelven demasiado fuertes y rápidas para que puedas sobrevivir al horizonte de eventos, lo que resulta en la espaguetización.
En un agujero negro supermasivo, pasando el horizonte de eventos, no notarías mucho (excepto algunos efectos de luz divertidos y varios g extra de gravedad). Pero a medida que te acercas a la singularidad, la gravedad debería estirarte y apretarte como masa en una máquina de pan. En este punto morirías.
¡No, es demasiado pequeño para eso! El Sol necesitaría ser unas 20 veces más masivo para terminar su vida como agujero negro. Las estrellas que nacen de este tamaño o más grandes pueden explotar en una supernova al final de su vida antes de colapsar en un agujero negro.
No hay agujeros negros lo suficientemente cerca de la Tierra o el Sol como para sentir algún efecto significativo. El agujero negro más próximo que conocemos está a unos 1.000 años luz de distancia, o aproximadamente 9,5 mil millones, millones de kilómetros, en la constelación Telescopium. Se presume que este agujero negro es 4 veces más masivo que nuestro Sol.
El tamaño de la región donde un agujero negro tiene una influencia importante es bastante más pequeño en comparación con el tamaño de una galaxia. Por ejemplo, el agujero negro supermasivo que se encuentra en medio de la Vía Láctea ya ha atrapado prácticamente todas las estrellas que se encontraban cerca, y las estrellas más alejadas están a salvo de ser atraídas. No hay peligro de que la Tierra (ubicada a 26.000 años luz de distancia del agujero negro de la Vía Láctea) sea atraída.
La respuesta corta es sí, pero es muy poco probable. Esto podría suceder cuando en las futuras colisiones de galaxias, sus agujeros negros se fusionen haciendo que su tamaño aumente.
En realidad, se calcula que la Vía Láctea y la galaxia Andrómeda chocarán dentro de 4.000 millones de años. En un improbable escenario, la Tierra podría ser lanzada hacia el centro de la galaxia, lo suficientemente cerca del agujero negro supermasivo como para ser tragada.
Algunas galaxias se pueden observar a simple vista en lugares alejados de la contaminación lumínica como las Nubes de Magallanes desde el hemisferio sur y la galaxia de Andrómeda (o M31) puede verse como un parche borroso en la constelación de Andrómeda.
Algunos colores que puede ver en las imágenes de galaxias son azules y rojos: el azul corresponde a una región con muchas estrellas jóvenes. Las estrellas de gran masa viven rápido y mueren jóvenes, utilizando combustible a un ritmo elevado para mantener altas temperaturas. Esto hace que emitan radiación caliente, que es azulada. El color rojo corresponde a una región de estrellas viejas. Las estrellas de gran masa se han hinchado y enfriado, y las estrellas de baja masa nunca estuvieron calientes, por lo que ambas emiten radiación fría, que es rojiza.
Las galaxias se clasifican de acuerdo con la Secuencia de Hubble, desde Espiral (Barradas y no Barradas) hasta Elípticas. Así como las galaxias que no son de ninguno de estos tipos se conocen como galaxias irregulares.
Hoy en día, generalmente se nombran con un número y un nombre de catálogo. Por ejemplo, el catálogo de NGC que tiene cientos de galaxias. Si la galaxia se conoce desde hace mucho tiempo, es posible que tenga nombre de su descubridor (como las Nubes Magallanes) o la constelación en la que se encuentran (como Sagitario).